lunes, 18 de julio de 2022

La leyenda del CHARRO NEGRO / La historia jamás contada


Una de las leyendas más populares de México es la del Charro Negro. Se trata de un espectro que ronda en los caminos rurales de México en busca de alguien que tome su lugar.


Al igual que todas las historias populares mexicanas, esta sin excepción, ha sido contada en diferentes versiones, sin embargo, no se sabe con exactitud el origen de esta leyenda.

La leyenda del charro negro


Al caer la tarde, los animales se preparan para dormir, las personas cierran puertas y ventanas y los viajeros se apresuran para llegar a sus casas, pues nadie quiere encontrarse con el Charro Negro. Su nombre se debe a que su elegante vestimenta de charro color negro y en él resaltan preciosos detalles de oro y plata. Trae monedas de oro y un caballo cuyos ojos son dos bolas de fuego en su interior. Testimonios cuentan que lo han visto en caminos rurales, así que si vives en la ciudad tienes la suerte de tener poca probabilidad de encontrarte con él.

Cuenta la leyenda que este espíritu alguna vez fue un hombre de carne y hueso. Alguien que provenía de una familia muy humilde. Vivía con sus padres y aunque eran muy unidos, nunca le cumplieron sus caprichos. Se dice que era un hombre pobre pero siempre le gustaba aparentar ser una persona adinerada. Ahorraba todo su dinero para poder comprarse trajes caros e incluso podía quedarse sin comer uno o los días necesarios para comprarse un buen sombrero, un cinturón o lo que él deseaba.

Aquel hombre trabajaba la tierra, por lo que sus ingresos verdaderamente eran muy pocos. Estaba cansado de trabajar con las manos sucias, dolores de espalda y jornadas largas. Él estaba cansado de su pobreza.

Sus padres fallecieron y el Charro Negro se quedó completamente solo, fue entonces cuando encontró la solución a sus problemas, invocar al diablo y ofrecerle su alma a cambio de riqueza.

Tiempo después lo logró, el señor de las tinieblas pacto con aquel hombre. De un momento a otro comenzó a tener mucho dinero; a vivir como siempre soñó, lleno de lujos, apuestas, mujeres y bebidas. El dinero al fin había dejado de ser su problema. En aquel tiempo el Charro Negro era joven y no le tenía miedo a nada.

Cuando comenzó a envejecer se sentía más más solo que nunca, pues se dio cuenta de que las amistades que lo rodeaban estaban con él por su dinero e incluso se cansado de gastar tanto dinero en lujos.

Una noche a punto de conciliar el sueño, el diablo se le apareció con la advertencia de que la hora del cobro de su alma estaba cerca. A partir de entonces comenzó el martirio de aquel hombre.

El miedo invadió al hombre y mandó a poner guardias cuidándolo en la hacienda donde vivía, compró artículos religiosos como protección en la propiedad y hasta mando a construir una pequeña capilla.

El miedo y la desesperación aterraban al Charro negro, quien un día decidió huir. Tomó de prisa su mejor caballo, junto con un morral de monedas y salió durante la noche. En el camino el diablo se le apreció y muy enojado le dijo que era momento de cobrar su alma, pues tenían un pacto y debía cumplirse.

El caballo muy inquieto por aquel ser maligno intentó darle una patada, y en ese momento el espectro decidió condenar al hombre y a su caballo para toda la eternidad. El charro se fue secando hasta quedar una calavera debajo de su traje. Según las diferentes versiones de esta historia aquella maldición a la que fueron condenados el hombre y su caballo consiste en cobrar a los deudores del señor de las tinieblas. El día que alguien tome las monedas de oro que trae cargando el Charro Negro tomará su lugar, solo así aquel espíritu y su caballo descansarán en paz.

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