martes, 19 de mayo de 2020

Leyenda de Campeche - La bruja del Morro - Historia completa


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En los Morros de Seyba Playa Campeche, existen unas cavernas donde rebotan las olas del mar. En esta parte los pescadores no pueden pasar con sus embarcaciones ya que son arrastrados y los que han caído en esa trampa jamás regresan. La explicación sobre este suceso es muy supersticiosa y muy comentada por los habitantes de la región.

Hace muchos años las personas de la comunidad que habitaban en este lugar se percataban que de la noche a la mañana desaparecían familias enteras del pueblo. En un principio, este suceso no era tan extraño, pues pensaban que las familias simplemente se iban del lugar por diferentes motivos, entre ellos de trabajo. Con el paso el tiempo, la desaparición de familias comenzó a ser más seguido y muy marcada, los lugareños analizaron la situación y notaron que iban desapareciendo de casa en casa consecutivamente.

Los habitantes del pueblo se alarmaron y decidieron contratar un hechicero, alguien con la capacidad de descifrar este misterio. 
Un hombre muy reconocido por dominar la magia blanca organizó una reunión con la finalidad de notificar al pueblo sobre su trabajo. Fue grande la sorpresa que se llevaron los habitantes cuando el hechicero les dijo que las familias desaparecían por algún ente maligno, que los devoraba cuando los visitaba en su hogar y era la razón por la cual no dejaba ninguna sospecha. El hechicero solo podía atraparlo hasta que el ser maligno fuera a visitar a sus víctimas, el momento en que les arrebataba la vida.
Aquel brujo ideó un plan, donde una familia sería expuesta y en el orden cronológico que continuaría para el ente maligno, conocido como la vieja Ishawuu. Para el plan, el hechicero fingiría ser parte de la familia.


Luego de varios días de haber comenzado con el plan, llegó a la casa una viejecita inofensiva, de mirada triste, pidiendo posada, ya que no tenía donde pasar la noche, así que pidió a la familia quedarse a dormir en alguna parte de la casa. La familia, aceptó y la dejó entrar a su casa, sin sospechar del peligro que corrían aquella noche, pero el astuto hechicero, no muy convencido se preparó sutilmente para no alarmar a la familia y no levantar sospechas a aquel ente.
La viejita muy amable y agradecida se acostó cerca de la salida de la puerta trasera, que llevaba a los baños de la humilde casa.


Pasando la medianoche, el hechicero noto algo extraño, pues los miembros de la familia iban saliendo uno a uno con síntomas muy típicos de dolor de estómago dirigiéndose hacia los baños que estaban en el patio trasero de la casa, un lugar muy cercano donde descansaba la vieja.


Leyenda de campeche
Foto de Thirdman

El hechicero se preparó con sus herramientas de trabajo, pero al acercarse a la vieja increíblemente solo se encontraba un bulto de pellejo, lo tomó y lo cubrió con sal, regó agua bendita y rezó unas oraciones.

Fue al baño y lo que encontró fue un animal enorme con la boca abierta que tenía acorralado a un miembro de la familia. El hechicero alcanzó a atorar a la bestia con unas ramas, que se convirtieron en cadenas e impidieron que el ser maligno pudiera escapar.

Los habitantes del pueblo llevaron a encerrar a la vieja Ishawuu a los morros, las cuevas en SeybaPlaya, un lugar donde al subir la marea quedaba cubierta completamente de agua, de esta forma, la bruja se ahogó, encadenada a un conjuro, pero al encerrarla, dicen que la bruja lanzó un grito con la amenaza de regresar al pueblo en busca de venganza. Cuenta la leyenda que el conjuro que el hechicero le hizo a la bruja solo fue por 300 años y que en estos tiempos está por agotarse aquel hechizo.

Verdad o mentira ya veremos si se repiten las desapariciones de familias en el pueblo. Lo que se comenta entre los habitantes de la región es que en esta cueva se escuchan gritos que se confunden con el rebotar de las olas en las cavernas

Las personas suelen decir “el morro está enojado”, y cuando se enoja clama la vida de alguien. Algo que aseguran es que cuando baja la marea, en el fondo del mar se dejan ver los utensilios de piedra.




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